lunes, 6 de febrero de 2012

Amor y trabajo


Amor y trabajo

Ha de gustarme lo que hago, pues he hacerlo igualmente; y si a lo que hago le gusta que sea mi mano la que de forma a su ser, doble ese día habré ganado.

Poner la pasión y el corazón en las tareas hará estas mucho más llevaderas. Nunca agradeceré suficiente el estar vivo trabajando con desgana y hastío: mejor será que ame lo que hago y pertenezca al selecto grupo de quienes encontraron su propósito.
Ese es mi sitio y ello le ha hecho merecerme, es recíproco el sentimiento del trabajador por su trabajo.
Haciéndolo de buena gana, compartiendo la alegría de la jornada con aquellos a quienes a diario vemos hacer a mismísima jugada.

Tomemos cada día como se presenta a sí mismo, solucionando los acertijos, conviviendo en armonía con un objetivo único y común: que el trabajo salga adelante, todos volvamos a nuestras casas para poder volver al día siguiente con energías renovadas.

Somos lo que hacemos, cada tarea se lleva consigo una mínima parte del creador que la llevó a cabo. Una tras otra, gota a gota, nunca nos agota, al poseer un poder infinito que emana de nosotros en todas direcciones, le estamos dando forma. Modelando nuestra fuerza que de otra manera se perdiera, o fuésemos nosotros a los que nos fallara la motivación necesaria para levantarnos por la mañana si ya anda dependiera de la voluntad de hacer bien las cosas.

Tras un lago y duro día se nos esta permitido descansar, dormir plácidamente, pensar en todo lo que ha pasado y lo que quizás traiga el mañana.

Al madrugar, nos despedimos de la cama en pos de que a lo largo del día de trabajo, de atender nuestro cometido, de una u otra manera vayamos paso a paso acercándonos a nuestros deseos personales; no está reñido prestarnos atención a nosotros mismos a la par de hacer lo necesario por derrotar a la pereza, avanzar con ligereza las horas una vez más, entretenidos en nuestro obrar.

Jiang Tseng

No hay comentarios:

Publicar un comentario